«Seis meses empleó Julio Cortázar para visitar el Museo del Louvre, tarde
tras tarde, tras su llegada a París en 1950. La pregunta que deberíamos
hacernos es: ¿por qué eso nos parece excepcional, y no consideramos
aberrante, más bien, la actividad de quien recorre ese museo en dos
horas?»
No hay comentarios:
Publicar un comentario