miércoles, 20 de junio de 2012

Plas, plas, plas

Jorge Riechmann en su blog (Tratar de comprender, tratar de ayudar), dixit:

«Seis meses empleó Julio Cortázar para visitar el Museo del Louvre, tarde tras tarde, tras su llegada a París en 1950. La pregunta que deberíamos hacernos es: ¿por qué eso nos parece excepcional, y no consideramos aberrante, más bien, la actividad de quien recorre ese museo en dos horas?»

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