jueves, 22 de marzo de 2012

De qué sirven las cosas que no sirven para nada, deformación profesional o para este viaje no necesitamos alforjas...

Leo esto:
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«Cuando les preguntas a los prisioneros cómo pudieron sobrevivir durante meses o incluso años de aislamiento, a menudo hablan de cómo oían el lejano tañido de las campanas de una iglesia, o la llamada del imán a la mezquita, o las risas de los niños jugando en un parque cercano. Cuando la vida se reduce a las cuatro paredes de una celda, el ritmo de los sonidos del exterior es una especie de cuerda salvavidas, la prueba de que el prisionero aún es humano, de que existe un mundo más allá de la tortura. “Escuché a los pájaros cantar al amanecer cuatro veces, fuera. Así es como sé que fueron cuatro días”, dijo un superviviente de la última dictadura uruguaya, recordando un periodo de detención y tortura particularmente brutal.»
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Naomi Klein, La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre (traducción de Isabel Fuentes García (con agradecimientos a Albino Santos, Remedios Diéguez y Ana Caerols), Madrid, Espasa, 2007
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Y pienso en esto:
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Que por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor,
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión,
que ni sé cuándo es de día
ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba al albor.
Matómela un ballestero,
dele Dios mal galardón.
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(romance anónimo de allá por el siglo XV)
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E inmediatamente en esto, claro:
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Y de ahí a la estupenda versión o paráfrasis de Chicho Sánchez Ferlosio (Amancio Prada y Joaquín Díaz tienen también versiones sobre este romance):
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Y a las palabras del profe, Julio Rodríguez Puértolas, en Literatura, historia, alienación (Barcelona, Labor, 1976): «A reforzar este mundo incomunicado y aislado contribuye el uso de ciertos tópicos simbólicos, tales como prisiones, cadenas o puertas que se abren dificultosamente en el mejor de los casos. El tantas veces mencionado romance de El prisionero es, naturalmente ejemplar»

Y pienso que de esto sirven las cosas que no sirven para nada, como la literatura: para saber cosas que otros analizan, estudian y publican (muy bien hecho, por otra parte. Y necesario. Para quienes no sepan romances...)

1 comentario:

  1. No conocía la versión de Paco; muy bonita.

    La Naomi Klein tiene una mezcla cocktailera de poética, narrativa, periodistica y reivindicativa que le queda de muerte. Gracias por recomendarme el libro; me gustó mucho.

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