jueves, 23 de febrero de 2012

La semana pasada no abrí el buzón. En realidad, no tiene importancia porque, en general, sólo me llega correspondencia administrativa y publicidad... En principio. Todo es en principio hasta que llega un huracán y lo desbarata... Y los principios se convierten en finales de sorpresa.

Porque, lo que sucede todos los días, va uno (un día, me refiero) y deja de pasar... Así que, cuando el viernes por fin lo abrí, había un aviso de Correos... Sin remitente, que mira que me fastidia a mí que me dejen los avisos de correos sin remitente. Porque, claro, te entra la duda, la curiosidad. Aunque, más pensado, también está bien: sostener el deseo (como canta Aute: no te desnudes todavía...). Así que dormí con la duda y, al despertar el sábado, fui a recoger lo que fuera...

...J (¡gracias!) me enviaba por el paquete azul de Correos (azul...) Las ateridas manos del alba, la traducción de los poemas de Xabier Lete publicada recientemente por Pamiela y Zuzenean, los discos del recital que dieron en Errenteria en 1999. Mientras caminaba por la calle y comenzaba la lectura, pensaba (¡cómo no!) en las casualidades cortazarianas y cómo la vida (a veces, no siempre) te concede bálsamos y maneras de comunicación.


Porque sentí cierto sosiego al abrir el libro de Xabier, y la idea de que, de alguna forma, dos muertos queridos tomaban la palabra. Y lo que dicen es esto:

Y habrá también otoños
diáfanos, impolutos,
en los que la luz disipará tu melancolía,

y los recuerdos del fúlgido verano revivirán
llenos de vida insólita y atractiva,
y tú, en el torbellino de la ardiente estación,
sin esperar compasión para tus sentidos
custodiarás las imágenes interiorizadas
para que la distancia
restituya ante ellas su disconformidad herida,

tenues serán entonces los vientos
y al murmullo de arboledas y jaras
los viñedos glorificarán la tierra,
esa tierra que se regenera sin cesar
y que al ser de todos los seres vivos
nadie se puede apropiar,
refugio y descanso de los muertos
en la convenida hora de la gran rescisión.

Xabier Lete, Las ateridas manos del alba (traducción de Jabier Imaz Aierbe y José Ángel Irigaray), Pamplona, Pamiela, 2011

Y el disco. Me gustaría poder embeber una de las canciones en las que suena el acordeón (porque me encanta), pero no encuentro, así que les dejo con dos en las que suenan el piano y el violín, fundamentalmente... Escuchen el temblor de la voz de Xabier... que eso también es música. Y de la buena.

Jardin bat zuretzat (Xabier Lete) by argia

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