«Me maravillaba, por una parte, que una mujer como aquélla, con un marido y dos hijos (no sé si eran niños o niñas, o niño y niña), en aquella atmósfera de plexiglás, que era la forma de una ilusión transparente, la expresión de una felicidad sintética y humilde, quisiera dedicarse a estudiar griego y licenciarse en arte o literatura»
«[…] un rostro que se ofrecía con una tristeza infinita y con una melancolía inagotable a una acción imprevista»
«Las lágrimas no me dejaban ver con nitidez la miseria del paisaje ni la suciedad ingrata de tanta desventura. Los dioses destinaron a los míseros mortales a vivir en la tristeza, dice Aquiles»
«Por esa desazón lo cuento»
Gonzalo Hidalgo Bayal, «Kalé heméra», en Conversación, Barcelona, Tusquets, 2011
Wow. [expresión de admiración nueva, no vieja como la que siento por Galdós...]
ResponderEliminarComentario del padre de J1 después de leer este libro: "El Nobel para Hidalgo Bayal ¡ya!". No te digo más...
ResponderEliminarPues luego me lo pasas...
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