lunes, 3 de octubre de 2011

Está bien, salimos (por un instante) del tema que nos ocupa...

.......a mí no me hace falta
.......dices        yo ya tengo
.......el mejor seguro de todos

.......¿cuál?

.......Dios

.......la sirena del barco
.......emite entonces
.......siete sonidos cortos
.......seguidos de uno largo:

.......diríjanse inmediatamente
.......a su estación de reunión
.......situada en la cubierta seis
.......llevando consigo
.......su chaleco salvavidas:

.......colóquenselo por la cbeza
.......átense las cintas de velcro
.......pásenlas por la cintura
y.....átenlas con firmeza

y.....aunque sólo se trata
.......de un simulacro
.......de emergencia

.......yo
.......además
.......por si acaso
.......me abrazo
.......a
.......ti

David González, «Salvavidas», en Algo que declarar. Poesía de no ficción, Madrid, Bartleby Editores, 2007

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