porque, en realidad, ni pasa nada
ni vamos a ningún lado.
Esto es esto
y también esto no es esto.
Todo es aquí y ahora,
no hay nada que buscar,
nada por lo que sufrir
o por qué suspirar.
No más vigas, ni arena, ni ladrillos
para esta casa de lamentaciones
donde vivir atrapados
en el valle de lágrimas.
La práctica es no siempre así,
porque no hay nada sobre lo que practicar,
nada que iluminar,
ningún nido que construir.
Sólo respirar, comer, limpiar, fregar, hacer la colada,
tender,
planchar,
tender,
planchar.
Una cosa cada vez en su momento
para tratar con ella no de crear la belleza
sino para despertar a la belleza.
Amar, dar limosna, estar presente,
trabajar por los demás, dejar a Dios en paz,
tener paciencia, ser indulgente,
y también no hacer
y disfrutar de un mundo cada vez.
Antonio Orihuela, «Mente y corazón», en Todo el mundo está en otro lugar, Tenerife, Baile del sol, 2011.
No hay comentarios:
Publicar un comentario