domingo, 12 de diciembre de 2010

Los que nos dopamos solamente con chocolate con almendras y alguna que otra bebida energética seguimos corriendo, por si a alguien le interesa, que ayer el Retiro parecía la Gran Vía. ¿Por qué? Pues primero porque sí y luego porque el día 31 es la San Silvestre Vallekana y es una carrera absolutamente ineludible, donde se respeta a los que van a correr e incluso a hacer marca y los que van disfrazados de paquete de Mahou, sirenas, abejas, novios o lo que sea. Hay gente que la termina andando y tan contenta, que la importancia está en otra parte.
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Ahora, que si de lo que se habla es de dinero, ya es otra cosa. Esta semana les contaba a los chicos la magistral estructura de Fortunata y Jacinta. La primera vez que Juanito Santa Cruz ve a Fortunata, ella está sorbiendo un huevo crudo. Poco antes, don Benito nos advierte: "La voracidad del hombre no tiene límites, y sacrifica a su apetito no sólo las presentes, sino las futuras generaciones gallináceas". Y así es, en efecto. Al final, el hijo de Fortunata, que es pueblo como ella misma dice repetidas veces, terminará absorbido por la burguesía cuando ella muera y se lo envíe a Jacinta. Julio Rodríguez Puértolas, al analizar este pasaje, preguntaba: "¿En qué bando hubiera luchado el hijo de Fortunata y Juanito Santa Cruz en 1936?"
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Pero eso es otro asunto, la relación que establecía con carrera-Fortunata es que el dinero y el poder absorbe hasta lo más sagrado. Y ahí estamos todos (en mayor o menor grado). Así que no nos llevemos las manos a la cabeza con el asunto de los atletas, porque se les exigen marcas inhumanas, luego... 

2 comentarios:

  1. Creo que el sujeto no actante de tu última oración es un tanto ambiguo y laxo, sobre todo porque nos conocemos y no creo que tengas doble rasero con tus con-corredores. Es como justificar el plagio por la presión de un editor, o del público.
    En fin, no son horas para asuntos baladíes, voy a terminar de evaluar
    j1

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  2. Me he explicado mal... No lo justifico, simplemente me parece que la doble moral es la de las personas que ahora (como el vergonzante presidente de la Federación hoy) se llevan las manos a la cabeza por un asunto en que, me temo, todos conocían. Y sí, efectivamente, es como (pero sin "justificación") lo que pasa en las editoriales, donde el noble trabajo de escribir, corregir, editar y publicar un libro se ha convertido en una carrera contrarreloj en la que no hay tiempo ni para unos (escritores) ni para otros (correctores, editores...) ¿Y quién cobra más que nadie?: los distribuidores. A eso me refiero... Besos, reina mora. Y... ¡arriba esas evaluaciones!

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