viernes, 10 de diciembre de 2010

Cuando tenía un año, me caí al río (al tramo del Narcea que pasa por el Couto y que da las mejores truitas dle mundo, con diferencia). El año pasado me enteré de que, en realidad, en el río hay una bruja acuática que se llevan a los nenos sobre todo la noche de San Xuan (lo contó Alberto Álvarez Peña en una conferencia en Xixón...). Y digo yo y me gusta imaginar que, de ahí, me viene a mí este amor por las ciudades con río y por el agua en general, hasta el punto de que, cuando no hay (agua digo), lloro para que haya (que para eso me llamo Alicia). Siempre pienso que me gusta el mar porque me recuerda al río... Y la lluvia porque las gotas de agua parecen mensajes secretos a descifrar lentamente, siguiéndolas en su camino...

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Río Guadalquivir, el sábado 4

4 comentarios:

  1. Me gustó muchísimo tu reflexión, compañera. La hago mía con tu permiso.
    ¡Ay, ese Río Grande!

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  2. Al-Andalus: tuya es, mía no... Maravilloso el río, sí, aunque verlo desbordado fue telita...

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  3. Gemma: ¡cierto! Es, además, la peli favorita de mi ahijada Alicia. "Todo lo que ocurre lo que recordamos, aunque esté en el olvido..." Y ahí, claro, el agua tiene mucho que decir. Me encanta también "Big fish"...

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