martes, 21 de septiembre de 2010

Me hago la viva.
Me hago un cuerpo sonrosado y feliz que se despliega.
Qué le vamos a hacer,
tengo unas piernas que son de primavera,
vamos, que se abren solas,
que atienden por su cuenta a las caricias,
que responden del modo aprendido por los siglos
al agudo calambre de los dedos.
Mis piernas se abren.
Olvidan las tristezas, van a la selva.
Los preceptos se marchan de viaje
porque quiero dulzores en la boca.
Abandonos.
Mis piernas se abren.
Se tensa el muslo, el aire, el vientre, el pezón.
Me olvido. Me curvo.
Me alejo del desierto porque me llama el agua.
Me mojo.
Mis piernas se abren.
Florezco.
Soy lo que más soy y lo que menos.
Desarmada, perdida. Alejándome.
Me abriga, me consuela.
No quiere que otra vez me desvanezca.
Sus dedos van buscándome debajo de las bragas
por si allí subsistiera algo de mí extraviado,
por si así me pudiera sujetar.
Mis piernas se abren.
No yo.
.
Inma Luna, "Lo que sé de mis piernas", en La manera de recogerse el pelo (selección de David González, prólogo de José Ánge Barrueco y dvd de Patty de Frutos), Madrid, Bartleby, 2010

7 comentarios:

  1. Elli: ¡este DG! Cuando acabes "El amor no es contemporáneo", caerá "Maneras"... (y prepárate)

    J1: para ti también, claro (y tú también)

    Sendos besos

    ResponderEliminar
  2. ¡Qué poema tan cochino, qué vicioso, qué pervertido, qué pecaminoso!!!! ..... ¡Me encanta!
    ¿Lo vas a trabajar en el insti? Si te leyera Mariespe....

    ResponderEliminar
  3. Querido CCBsB: no estoy de acuerdo con ninguno de los adjetivos que utilizas, a mí me parece un poema hermoso, delicado, valiente y, sobre todo, amargo. Besos

    ResponderEliminar