A todo me he entregado
como si fuera a durar.
Con cada persona
cada casa
cada ciudad
firmé un contrato
escrito sobre la piel.
Para decir adiós
he tenido que arrancarme
las cláusulas
a tiras.
Así ha sido
una y otra vez.
Con cada persona
cada casa
cada ciudad.
La letra pequeña
se esconde ya
entre cicatrices.
Ana Pérez Cañamares, La manera de recogerse el pelo (selección de David Gonzálz, Prólogo de José Ángle Barrueco, DVD de Patty de Frutos)
Está muy bien eso de "entregarse", sea a quien sea o a lo que sea, sobre todo, cuando las cicatrices que aparecen en el poema están bien cerraditas y no dejan salir el dolor, la angustia, la desesperanza, el desengaño,...
ResponderEliminarBuen domingo.
Para vivir y no ser un mero espectador no queda más remedio que entregarse, como si fuese para siempre, y vivir, como si fuese el último instante. Luego, las cicatrices quedan en el corazón y tienden a abrirse nuevamente o a endurecerlo como una piedra. Muy difícil es el equilibrio entre vivir a riesgo de ser vulnerable o ser un espectador "invulnerable".
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