domingo, 23 de mayo de 2010

A saber por qué razón (tal vez porque el destino es a veces caprichoso), aquella noche a Carla le dio por pensar que nunca había tenido un novio cuyo nombre empezara por vocal. La noche que la asesinaron, Carla había salido a matar. Pero este verbo, dependiendo del contexto, tiene distintas acepciones. Y nadie pudo añadir, en su libreta de conquistas, la entrada con la vocal.

5 comentarios:

  1. ¡Qué hermosura! Ni Monterroso hubiera podido escribir algo tan sugerente.

    Más paciencia y menos tarambaneo, eso sí, con todos mis respetos.



    Corazón en Venta.

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  2. Querido Anónimo: mi autoestima, mi psicoanalista (al que ya no voy), el López, mis amigos y yo misma te agradecemos tamaña exageración.

    ¡Si le echo pelín más de paciencia a la vida me convierto en el santo Job fijo! Y... ¡qué le vamos a hacer: nací callejera y tarambana!...

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  3. Sigo pensando que una callejera y además tarambana tiene mucho que contar, que decir...




    Flor de Samurai.

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  4. Eso sí que sí... Son dos hermosos adjetivos (casi sustantivados diría yo) para enfrentar... esto.

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  5. Al final hiciste un relato breve. Me gusta mucho. Con tan pocas palabras, cuanta historia. A ver cuando escribes uno en el que la mujer no salga mal parada....

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