sábado, 24 de abril de 2010

Me acuerdo de cuando José Hierro leyó en el salón de actos de la facultad, cuando el salón de actos de la facultad no era naranja ni aerodinámico. Me acuerdo de su cara de bronce, de sus enormes y huesudas manos, de su voz asmática y de que me hizo llorar cuando leyó un poema dedicado al amor de Lope de Vega y Marta de Nevares... No por el poema en sí, sino por su voz... No, no por su voz, por su voz leyendo ese poema... Me acuerdo perfectamente de la voz de José Hierro. Y de todas las imágenes que vi.

Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
un misterioso sol amanecía.
Era alegría la mañana fría
y el viento loco y cálido que embiste.
(Alma que verdes primaveras viste
maravillosamente se rompía).
Así la siento más. Al cielo apunto
y me responde cuando le pregunto
con dolor tras dolor para mi herida.
Y mientras se ilumina mi cabeza
ruego por el que he sido en la tristeza
a las divinidades de la vida.

José Hierro, "Alegría", en Alegrí (1947)

2 comentarios:

  1. ¿Esto es pesimista u optimista? Yo ejke con la poesía me pierdo mogollón...En cualquier caso, es bonita. Saludos, don José!

    ResponderEliminar