sábado, 2 de enero de 2010

El miércoles pasado le sacaron a mi madre su último diente. Y yo, como buena pedante, recordé esta letrilla de Góngora («el andaluz envejecido que tiene gran razón para su orgullo»), que canta como nadie, como siempre y como nunca Paco Ibáñez aquí. Siempre me pareció de una belleza sobrecogedora cómo expresa el recuerdo de la juventud y la aceptación de la vejez en estos versos: «Diente mío de mi alma, / yo sé cuando fuistes perla, / aunque ahora no sois nada»... Juventud vivida, vejez aceptada, vaya (Dum loquimur, fugerit invida aetas: carpe diem, quam minimum credula postero. Odas, Horacio) [Mientras hablamos, huye el envidioso tiempo. Aprovecha el día, y no confíes lo más mínimo en el mañana]

¡Que se nos va la Pascua, mozas,

.....que se nos va la Pascua!

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Mozuelas las de mi barrio,

loquillas y confiadas,

mirad no os engañe el tiempo,

la edad y la confianza.

No os dejéis lisonjear

de la juventud lozana,

porque de caducas flores

teje el tiempo sus guirnaldas.

¡Que se nos va la Pascua, mozas,

.....que se nos va la Pascua!

.

Vuelan los ligeros años,

y con presurosas alas

nos roban, como harpías,

nuestras sabrosas viandas.

La flor de la maravilla

esta verdad nos declara,

porque le hurta la tarde

lo que le dio la mañana

¡Que se nos va la Pascua, mozas,

.....que se nos va la Pascua!

.

Mirad que cuando pensáis

que hacen la señal de la alba

las campanas de la vida,

es la queda, y os desarma

de vuestro color y lustre,

de vuestro donaire y gracia,

y quedáis todas perdidas

por mayores de la marca.

¡Que se nos va la Pascua, mozas,

.....que se nos va la Pascua!

.

Yo sé de una buena vieja

que fue un tiempo rubia y zarca,

y que al presente le cuesta

harto caro el ver su cara;

porque su bruñida frente

y sus mejillas se hallan

más que roquete de obispo

encogidas y arrugadas.

¡Que se nos va la Pascua, mozas,

.....que se nos va la Pascua!

.

Y sé de otra buena vieja

que un diente que le quedaba

se lo dejó estotro día

sepultado en unas natas;

y con lágrimas le dice:

«Diente mío de mi alma,

yo sé cuando fuistes perla,

aunque ahora no sois nada».

¡Que se nos va la Pascua, mozas,

.....que se nos va la Pascua!

.

Por eso, mozuelas locas,

antes que la edad avara

el rubio cabello de oro

convierta en luciente plata,

quered cuando sois queridas,

amad cuando sois amadas;

mirad, bobas, que detrás

se pinta la ocasión calva.

¡Que se nos va la Pascua, mozas,

.....que se nos va la Pascua!

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Tomo el texto de la edición de Dámaso Alonso, Góngora y el «Polifemo», Madrid, Gredos, 1994 (7ª edición, 1ª reimpresión). No, no todos los libros están en cajas. Los imprescindibles están a mi lado. Tal cual los amigos.
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... y hablando de amigos, hoy comí con J1. J1 y yo nos hicimos amigas en la facultad gracias (o por culpa de) a un poema. Raro ¿verdad? No sé de qué manera llegué a conocer a Nines, bibliotecaria de su escuela, poeta y amiga de mi compañera C. Lo digo porque conocí a Nines no por J1, sino por otros cauces... Son esas conexiones que teje la vida («La vida», dice siempre Teo). Teje hilos que, en principio, están aislados, en mundos y círculos distintos... O, mejor, son, cada hilo, su propio mundo y su propio círculo... Pero no, va ella (la vida) y de un círculo hace una espiral. Nines murió el día 2 de diciembre. Hoy, J1 ha estado en su casa y ha recogido algunos libros (el mejor acto de amor para una poeta-bibliotecaria o viceversa). Y, en un acto de generosidad semejante al amor, ha decidido que este libro debía ser mío. ¿Adivinan cuál va a ser el primer libro de mi tabique-estantería?
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Esta historia tiene un segundo capítulo (o más...) Sé que no me lo van a creer o que le van a buscar una explicación lógica (yo también lo hice. Pensé: «Claro, se abre por ahí porque es su poema más conocido... Y lógicamente, el más leído y entonces...»). Pero no, el libro estaba igual de impecable en todas sus páginas. Casualidades cortazarianas, el libro se abrió por este poema:
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Cuando salgas de viaje para Ítaca,
desea que el camino sea largo,
y lleno de aventuras y de conocimientos.
A los Lestrígones y a los Cíclopes,
al irascible Posidón no temas,
pues nunca encuentros tales tendrás en tu camino,
si tu pensamiento se mantiene alto, si una exquisita
emoción te toca cuerpo y alma.
A los Lestrígones y a los Cíclopes,
al fiero Posidón no encontrarás,
a no ser que los lleves ya en tu alma,
a no ser que tu alma los ponga en pie ante ti.
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Desea que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que ¡y con qué alegre placer!
entres en puertos que ves por vez primera.
Detente en los mercados fenicios
para adquirir sus bellas mercancías,
madreperlas y nácares, ébanos y ámbares,
y voluptuosos perfumes de todas las clases,
todos los voluptuosos perfumes que te puedas comprar.
Y vete a muchas ciudades de Egipto
y aprende, aprende de los sabios.
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Mantén siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Pero no tengas la menor prisa en tu viaje.
Es mejor que dure muchos años
y que viejo al fin arribes a la isla,
rico por todas las ganancias de tu viaje,
sin esperar que Ítaca te va a ofrecer riquezas.
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Ítaca te ha dado un viaje hermoso.
Sin ella no te habrías puesto en marcha.
Pero no tiene ya más que ofrecerte.
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Aunque la encuentres pobre, Ítaca de ti no se ha burlado.
Convertido en tan sabio, y con tanta experiencia,
ya habrás comprendido el significado de las Ítacas.
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Kavafis. Antología poética. Edición trilingüe. Prólogo y traducción castellana de Ramón Irigoyen. Traducción catalana de Carles Riba y Alexis E. Solà, Ayuntamiento de Valencia y Fernando Torres, 1984.
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Y en este ejercicio de exhibición que es el blog (aunque éste sea tan sólo y nada menos que un cuadernín...) que va uniendo vida, muerte y literatura, y si quieren vivir un momento mágico, tomen en este momento una copa de vino y háganse a la idea de que es una crátera, denle al play del tema de Lluís Llach (por favor, no se pierdan la parte que él, Lluís, añadió al poema de Kavafis. A partir del minuto 6:30... Tienen la letra aquí).
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2 comentarios:

  1. Leer tu blog es un ejercicio de culturización dulce y agradable, el poema de Kavafis ha sido un gran descubrimiento, gracias. Feliz año (y década) a ti también.

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  2. Está visto que es mi destino: enseñar (cuando era pequeña las maestras decían: maestra Ciruela, no sabe leer y enseña escuela)...

    ¡Qué estupendo que Ítaca haya sido un descubrimient para ti! Me alegro. Mucho. Que, a partir de ahora, te acompañe. Es leal. Te lo aseguro.

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