domingo, 27 de diciembre de 2009

«Estaba próxima la Pascua de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. Encontró en el templo a los vendedores de bueyes, de ovejas y de palomas, y a los cambistas sentados; y haciendo de cuerdas un azote, los arrojó a todos del templo, con las ovejas y los bueyes; derramó el dinero de los cambistas y derribó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: Quitad de aquí todo eso y no hagáis de la casa de mi Padre casa de contratación», San Juan, 1-2 (13-16)

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