jueves, 12 de noviembre de 2009

Hoy hemos empezado el taller coordinado por Martín López Vega (su blog es el que aparece con un punto, o sea . aquí al llau, en Asideros...), Cómo leer la poesía del siglo XX. Martín ha hablado de algunos conceptos imprescindibles para entender la poesía surgida tras la Segunda Guerra Mundial: intensidad, compromiso moral y duración. Captar el instante en el fluir, esa eternidad que lo es no porque dure por siempre sino porque está fuera del tiempo... En fin, que les dejo con uno de los poemas que hemos trabajado. Es del autor polaco Czeslaw Milosz:
.

Dime si es demasiado lejos para ti.

Podrías haber navegado sobre una ola del Báltico

y, pasados los campos de Dinamarca,

pasado un hayedo, podrías haber girado

en dirección al océano, y estarías ya casi

en el Labrador, completamente blanco

en esta época del año. Y si tú, que soñabas

con una isla solitaria, tienes miedo a las ciudades

y a las luces de los semáforos en las calles,

habrías encontrado entonces un sendero propio

en el desierto de los bosques,

sobre los amoratados hielos derretidos

por las huellas de alces y caribúes,

hasta las sierras, hasta las minas de oro abandonadas.

El río Sacramento te hubiera guiado

hacia colinas cubiertas de encinas espinosas.

Apenas un pequeño bosque de eucalipto más

y estarías finalmente conmigo.

.

Lo reconozco, cuando la manzanilla ha florecido

y la había despierta azul en las mañanas de primavera

pienso con apatía en la casa junto al lago

y en las redes tendidas bajo el cielo lituano.

La cabina en la que te ponías el bañador

se ha transformado para siempre en un cristal abstracto.

Hay una oscuridad melosa junto a la balconada

y pequeñas lechuzas ridículas y olor a cuero.

.

Como podíamos vivir entonces, ni siquiera yo lo sé.

.

Los estilos y los hábitos vibran indistintos,

sin conseguir ser autosuficientes, deseando un

............final.

¿Qué importa que añoremos las cosas por

............sí mismas?

El conocimiento del tiempo que pasa ha

............chamuscado

los caballos ante la fragua y las pequeñas

............columnas

en la plaza del mercado de la ciudad y las

............escaleras

y la peluca de mamá Fliegeltaub.

.

Desde luego hemos aprendido mucho, lo sabes.

Sobre todo, cómo una y otra vez perdemos

cuanto supuestamente no podía perderse,

las personas, las calles, y cómo el corazón

no muere cuando parece que debería hacerlo.

Sonriamos, en la mesa hay pan y té

y eso otro no es más que le remordimiento

de no haber amado en Sachsenhausen las pobres

............cenizas

de un amor absoluto que escapaba a la medida humana.

.

Tú te has acostumbrado a nuevos, húmedos inviernos,

en una casa de cuyos muros limpiaron la sangre

de su dueño alemán, que nunca volvió.

También yo me conformaré con lo que es posible,

ciudades y países. No podemos bañarnos dos veces

en el mismo lago en cuyo fondo se amontonan

las hojas de los alisos

desmigajados el primer rayo de sol.

.

¿Tus culpas y mis culpas? Pocas y sin importancia.

¿Tus secretos y mis secretos? Dominutos y ridículos.

No tanto cuando se atan la mandíbula con un pañuelo

y entre los dedos sujetan una cruz y a lo lejos

ladra un perro y brilla una estrella.

.

No, no es porque sea demasiado lejos

que no viniste a buscarme aquel día, la otra noche.

Año tras año crece en nosotros, hasta dominarnos,

—lo entiendo ahora como lo entendiste tú— la indiferencia.

.

Czeslaw Milosz. «Elegía para N.N.» (Traducción de Martín López-Vega)


2 comentarios:

  1. qué pasada. ¿de dónde es? no lo conozco...

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  2. Impresionante ¿verdad? Pues ahí donde lo ves, fue premio nobel... Es polaco. No está traducido al español (sí al catalán...) Vi alguna página en google: http://amediavoz.com/milosz.htm por ejemplo, aunque, bueno, supongo que ya lo habrás buscado...

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