Desde el domingo no he tenido tiempo de entrar en mi cuadernín y ya lo echaba (mucho) de menos... Porque además tenía ganas de contarles una casualidad cortazariana. Como pueden comprobar, la última entrada es un poema del maestro Guinda que me vino a la memoria por aquello de las cajas. Pues bien, hete aquí que el lunes recibo un correo electrónico anunciándome la presentación de su nuevo libro, Poemas para los demás. Sugerente, ¿verdad? Un octosílabo perfecto como conviene al asunto...
.....Cuando le llamé para 1) Felicitarle por el parto y 2) Comentarle esta «casualidad», me confirmó lo que sabemos pero, a veces, nos conviene olvidar: «Es imposible eludir las energías en contacto...» Y añadió, claro, su expresión preferida: «¡Qué fuerrrrrte...». Con ese acento maño que le caracteriza... (mejor dicho: una de las cosas que le hacen ser él)
.....Así que aquí les dejo la invitación y el primer poema del libro, con ecos de Bécquer y Cernuda... (irán cayendo más... Esto va a ser un cuadernín con técnica folletinesca...).

Un poeta perfectamente inútil
que defendió la poesía útil.
¿Qué sabe de Ángel Guinda?
Perdía la razón por las mujeres,
el vodka con naranja y el gintónic.
¿Cómo era Ángel Guinda?
Vitalista y alegre. O pesimista,
triste. Frágil, activo, generoso.
¿De qué era partidario Ángel Guinda?
Del placer, de la paz, de la felicidad:
es decir, de poner patas arriba el mundo.
¿Pasiones de Ángel Guinda?
El rock, el rap, el fútbol y los toros,
los cementerios, la velocidad.
¿Los vicios de Ángel Guinda?
El tabaco y el sexo, el hachís y el alcohol,
el café y estallarse el corazón.
¿Qué amó y odió Ángel Guinda?
Amó la luz y el imposible. Odió
las dictaduras y a los pusilánimes.
¿Dónde acaba Ángel Guinda?
Cerca del horizonte, donde sigue la vida.
Donde empieza el Moncayo, allá, en Trasmoz.
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«Entrevista a mí mismo», Poemas para los demás, Zaragoza, Olifante, 2009
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