Vengo de ver Don Carlos, de Schiller en el teatro Valle-Inclán (ese espacio del barrio, o sea de Lavapiés, que para mí será siempre la Sala Olimpia...)
... No había visto ninguna puesta en escena de Calixto Bieito y, como la fama de provocador y rupturista le precede, he de confesar que a mí la obra me parece muy sometida a lo convencional, no he percibido grandes rupturas. Me ha cautivado el texto (tal vez porque esperaba que los actores hablaran del revés o en alemán... Algo más experimental en el mal sentido del término) y algunos momentos de las actuaciones de Violeta Pérez (Isabel de Valois, en la obra) y Ángels Bassas (princesa de Éboli). Reconozco que me cuesta entrar en el universo Carlos Hipólito. Me siento muy distanciada de su presencia escénica. Sin embargo, esta vez me quito el sombrero ante su trabajo de voz... Extrae de cada palabra su entonación y sentido: su vida, pues.
.....Uno de los personajes para guardar en el alma en los momentos de bajón («donde otros ven muerte, tú ves vida») es el del marqués de Poza, interpretado por Rafa Castejón. En mi opinión, el actor está correcto, sin más (pero es tan sólo lo que yo he percibido, y no soy experta en teatro...). Pero la profundidad y hermosura del texto que dice te arrastra y conmueve... Eres capaz de seguirle en su lógica y admiras su capacidad de ingenuidad entre tanto ardid e impostura cortesana e imperial.
.....Me ha impresionado y me ha parecido sugerente y representativo de la esencia de la obra la imagen, lenta, de esos dos personajes que «surgen» de la tierra, de la podredumbre y la muerte, símbolo de un mañana más natural y libre, más ingenuo y solidario. Y las plantas, claro... Como diría Violeta Parra, en este caso): «Para olvidarme de ti, voy a cultivar la tierra». Tal vez para olvidarnos de esa España inquisitorial y torera (el sacrificio, siempre el sacrificio...) haya que volver a la esencia de la tierra... Tal vez.
... No había visto ninguna puesta en escena de Calixto Bieito y, como la fama de provocador y rupturista le precede, he de confesar que a mí la obra me parece muy sometida a lo convencional, no he percibido grandes rupturas. Me ha cautivado el texto (tal vez porque esperaba que los actores hablaran del revés o en alemán... Algo más experimental en el mal sentido del término) y algunos momentos de las actuaciones de Violeta Pérez (Isabel de Valois, en la obra) y Ángels Bassas (princesa de Éboli). Reconozco que me cuesta entrar en el universo Carlos Hipólito. Me siento muy distanciada de su presencia escénica. Sin embargo, esta vez me quito el sombrero ante su trabajo de voz... Extrae de cada palabra su entonación y sentido: su vida, pues.
.....Uno de los personajes para guardar en el alma en los momentos de bajón («donde otros ven muerte, tú ves vida») es el del marqués de Poza, interpretado por Rafa Castejón. En mi opinión, el actor está correcto, sin más (pero es tan sólo lo que yo he percibido, y no soy experta en teatro...). Pero la profundidad y hermosura del texto que dice te arrastra y conmueve... Eres capaz de seguirle en su lógica y admiras su capacidad de ingenuidad entre tanto ardid e impostura cortesana e imperial.
.....Me ha impresionado y me ha parecido sugerente y representativo de la esencia de la obra la imagen, lenta, de esos dos personajes que «surgen» de la tierra, de la podredumbre y la muerte, símbolo de un mañana más natural y libre, más ingenuo y solidario. Y las plantas, claro... Como diría Violeta Parra, en este caso): «Para olvidarme de ti, voy a cultivar la tierra». Tal vez para olvidarnos de esa España inquisitorial y torera (el sacrificio, siempre el sacrificio...) haya que volver a la esencia de la tierra... Tal vez.
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