sábado, 29 de agosto de 2009

Y sin embargo

no abandonaste nunca el campo

a lo que te agredía y rehusaba;

jamás cediste

al insistente acoso

de las estrellas cada vez más próximas

ni hurtaste el cuerpo a sus lanzadas.

Para vencer el miedo

te aliaste con el miedo,

lo hiciste tuyo,

te amparaste en su turbia compañía.

Librarte de él hubiera equivalido

a renunciar a la esperanza

y eso jamás lo hiciste.

Aunque bien sabías

que es la esperanza la que engendra el miedo.


«Glosas en homenaje a C.R.» (IV), Ángel González en Otoños y otras luces (2001)


Nota: Las siglas C.R. corresponden al poeta Claudio Rodríguez, compañero de generación (o, como ellos preferían, grupo poético de los años 50)

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