..........................I
Resuena en tus palabras
un difuso clamor de verdades oscuras,
cuando me las encuentro.
.....................................Rompen
en mi memoria, siempre
sonoras, firmes, claras,
como las olas de un mar poderoso
que sumerge y levanta,
sin devolver ni arrebatar nunca del todo,
una realidad turbia y mutilada:
el tiempo, el tiempo ido.
..................................A su conjuro,
entre gotas de sal y luz de agua,
con el tiempo
yo mismo,
restos recuperados de mí mismo
vuelven y configuran un fantasma
que dibuja en el aire un viejo gesto
—casi olvidado ya— de la esperanza.
.
No todo se ha perdido;
.................................vienen
a mi memoria siempre tus palabras
—claras, firmes, sonoras—
trayéndola, llevándola.
.
«Dos homenajes a Blas de Otero», Ángel González, en Prosemas o menos (1985)
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