miércoles, 29 de julio de 2009

La lágrima fue dicha.
.
Olvidemos
el llanto
y empecemos de nuevo,
con paciencia,
observando a las cosas
hasta hallar la menuda diferencia
que las separa
de su entidad de ayer
y que define
el transcurso del tiempo y su eficacia.
.
¿A qué llorar por el caído
fruto,
por el fracaso
de ese deseo hondo,
compacto como un grano de simiente?
.
No es bueno repetir lo que está dicho.
Después de haber hablado,
de haber vertido lágrimas,
silencio y sonreíd:
.
nada es lo mismo.
.
Habrá palabras nuevas para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.
.
«Nada es lo mismo», Ángel González, en Grado elemental (1962)

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