jueves, 30 de julio de 2009

Durante la guerra civil española, Ignacio Lavilla, tío de Paco Ignacio Taibo I, vivió escondido en un armario de la casa. Su delito: haber sido redactor jefe de Avance. El padre de PIT fue encarcelado en 1939. De ahí que:
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«La policía sabe que es policía, sabe que tiene el poder, sabe ejercerlo, sabe que las puertas se le tienen que abrir y que al otro lado de cada puerta hay un rostro desencajado que intenta, inútilmente, reconstruir la calma.
.....La policía no usa nunca el timbre, aun cuando lo haya y esté funcionando.
.....La policía estrella el puño contra la tabla y espera que la tabla no caiga al suelo; pero lo que se cae, al otro lado, es el corazón y el pulso, y las rodillas. Hasta los calcetines de los muchachos se caen al otro lado, cuando se estrella el puño de la policía.
.....Por todo esto, los perseguidos nos acostumbramos a llamar a la puerta con un toquecito liviano, con un suave rasguño, con un repiqueteo de dedos.
.....Con el puño, jamás.
.....Por todo esto, que muchos de ustedes comprenderán de inmediato, mi familia, al igual que miles de españoles, llamos siempre a la puerta con amor».
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.«Están llamando a la puerta», Paco Ignacio Taibo I, en Para parar las aguas del olvido, Gijón, Júcar, 1982.

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