viernes, 7 de mayo de 2010

... aunque les confieso que a mí me gusta más ésta que, de hecho, es una de mis preferidas de Nacho.



Y... punto número dos: esta tarde he ido a comprar café a la calle Preciados (mi madre y La Moni son así de exquisitas, no les vale cualquier café...) cuando me he encontrado con una de esas sorpresas maravillosas que tiene la ciudad, que tiene Madrid, que tiene el centro, que tenemos todos...
En la calle Carretas, justo al lado de la Dirección General de Seguridad (perdón, de la sede del Gobierno Regional), me he encontrado con un clow, un mimo, un payaso, un genio. Un tipo que, con la cara blanca, la nariz de payaso, las medias de rayas, zapatones y una maleta desvencijada, tenía, a las 7 de la tarde (que no las 5), a 200 transeúntes sin transitar, sin comprar, sin consumir... Incluso, algún coche detenido (poco tiempo, lo tenía todo controlado para lleva a cabo su función en óptimas condiciones). 

¿Que qué hacia? Lo que han hecho estos prodigios desde que surgieran, desde el coro griego pasando por el bufón hasta... ¿Quién? Devolvernos nuestra imagen reflejada en el absurdo, en el ridículo. Mostrar la contradicción a través de la risa... Era espectacularmente cotidiano, cercano. En la calle. En la calle. En la calle, donde debieran surgir estas expresiones del arte. Porque el arte es nuestro si es de verdad y no un negocio.

Pasaba un señor con aspecto de recién salido de la plaza de las Ventas (pantalón gris, americana abrochada , puro, gafas de sol...) y él, a través del dispositivo de pito que utilizaba, le abrazaba diciendo (supongo, porque eran pitidos...): "¡Papi!"... Y el señor sonreía con la mano en el bolsillo, derecho como si su columna vertebral mirara hacia Gran Vía en su centenario. Y, después, se paraba a ver el espectáculo.

Pasaba un negro de dos metros (por lo menos) y él adoptaba posición de botar una imaginario balón de baloncesto justo delante ... Y... ¡oh sorpresa!, se tiraba a sus brazos con las dos piernas enlazando su cintura (la del negro) y, en esa posición, sujetas las piernas a la cintura, se echaba hacia atrás, la cabeza al suelo. Y yo pensaba... ¿de dónde le viene esa confianza, cómo carajo sabe -o supone- que este hombre no le va a dejar caer?... Domesticada, mi mente está domesticada (es evidente...)

Pasaba una señora con una muleta y él, detrás, dándole cuerda... Y nadie podía considerarlo ofensivo... 

Pasaban unas adolescentes (de compras por Carretas, ¡ojo!) y él, detrás, mano a la cintura, contoneo de caderas...

Todo ello con su voz de muñeco, de dispositivo mecánico en la tripa... Su cara blanca, su nariz roja de payaso, sus medias de rayas, sus zapatones, su confianza....Y nos ha fastidiado que se fuera, no era cualquier cosa ver a alguien así en la calle...

En la puta calle.

¡Lástima no haber llevado la cámara de fotos! ¿O no? Hay cosas que sólo se positivan en... (pongan el lugar donde guarde cada uno sus imágenes amarrativas...)

P.D.: por favor, si pasan por la calle Carretas o alrededores, en Madrid, estén atentos. La libertad del arte puede surgir en cualquier instante...

6 comentarios:

  1. Ninguno ha conocido la lengua en la que
    canta esta sirena.
    El que una vez la oye viudo y desolado queda
    para siempre.


    Loco.

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  2. Ya no eran los mismos y otro vivir buscaron.
    [...]
    ¿Una sola canción puede cambiar así una vida?

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  3. Son los placeres sencillos y las alegrias simples las que el corazon recuerda,...... tal vez por eso no has llevado la camara de fotos, para sellar las sensaciones dentro de ti...

    Mañana, vuelve, el payaso de turno,........espero que a mi si me abraceis....

    Nucleo

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  4. Ay, mierda: constato que mi vida ha fracasado cada vez que compruebo que yo no soy ese mimo.

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  5. Núcleo: aquí me tienes, con las pesas, para fortalecer los brazos y no cansarme mañana...

    Aunqueseaceniza: no lo des todo por perdido, la literatura y el clow están más cerca de lo que parece (e improvisar y sacar el absurdo del otro y de nosotros mismos, también). ¿No crees?

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  6. Complemento circunstancial de barba9 de mayo de 2010, 23:02

    Pobre del que no lleve un payaso puesto.
    Qué importante es ser payaso, provocar risas y la complicidad de las sonrisas, recrear el absurdo del mundo y, así, denunciarlo...
    Deseando volver a ver al núcleo, junto a los complementos y al nexo bloggero... Vamos...¡Ni los Marx brothers

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