Somos inocentes, gritan los pinos
Adam Zagajewski
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El autobús que nos lleva al metro
pasa en su trayecto por un parque.
A cada lado de la carretera
nos escolta una fila de árboles
que cada día asisten a la misma escena:
mi hija desayunando sus galletas
yo viendo con la misma tristeza
cómo mi hija desayuna
frente a extraños, en un autobús.
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Giro la cabeza y ahí están,
los árboles. Tristes y dignos
como profesores prejubilados
que han de callarse lo que saben.
No conozco sus nombres
ni cómo se llaman los viajeros
con los que coincido cada día.
Sólo sé que los árboles
con su tronco negro por el humo
me están susurrando:
nuestro sitio no es éste.
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Ana Pérez Cañamares, "Los árboles", en Alfabeto de cicatrices, Tenerife, Baile del sol, 2010
Otro hermoso poema de Ana Pérez Cañamares. Me gustó mucho, con la tristeza de lo antinatural que es ir de transporte a transporte de mañana, con la niña desayunando, y solo ese respiro de la fila de árboles.
ResponderEliminar... y saber que ése no es nuestro lugar... Como los árboles.
ResponderEliminar¡Cómo me he visto reflejado! Pero no sólo cuando vas en el transporte, sino cuando miras desde la ventana de tu casa y ves las copas de los árboles, otros encerrados en las colmenas urbanas... ¿dónde está nuestro sitio?
ResponderEliminarCCBsB: ya me imagino, que has visto tu propia sombra en los árboles, claro. Bienvenido a estos pagos... Y no quiero ponerme pesimista, pedante, profunda ni apocalíptica pero creo que nuestro sitio lo perdimos hace tiempo. ¿Recuperable? Con mucha energía, esperanza y trabajo. Y no sé yo si... ¿Cómo era aquello que decía Durruti de llevamos dentro de nosotros un mundo nuevo?...
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