Tuvimos muchos hijos la intensidad y yo.
Los llamamos errores.
Ahora me siguen como niños de la calle.
Adóptanos, lloran. Danos tus apellidos.
Reconócenos. No nos abandones.
Y yo les digo: ¿no hicisteis vosotros
también daño? ¿No me desgarrasteis
al salir? ¿No me alejasteis de la inocencia?
Nos gritamos de una acera a otra.
Desde el pasado llegan multitudes a observarnos.
Ana Pérez Cañamares,
Las sumas y los restos, Madrid, Devenir, 2013
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