jueves, 19 de diciembre de 2013

«La juventud está cansada de comprobar una y otra vez que los afanes de su vida son incompatibles con los de la vida adulta. Los adultos se adueñan del día y de la ciudad, ostentan el monopolio del tiempo y del espacio, y los jóvenes quedan relegados a la periferia de uno y otro. Por eso han terminado descubriendo que sólo les queda una opción: apartarse, alejarse, esto es, apropiarse de los lugares solitarios y de las horas intempestivas, vivir mientras la ciudad duerme. Por eso empezaron a retrasar las horas domésticas, el sueño, y así decidieron vivir de noche, recogerse al amanecer, vivir al margen y en los márgenes.»
 
Gonzalo Hidalgo Bayal, La sed de Sal, Barcelona, Tusquets, 2013

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