martes, 10 de diciembre de 2013

Cuando he escuchado lo que ha dicho Rajoy en Johannesburgo he pensado una barbaridad: lo prefiero hijo de puta a tonto-tonto-tonto-tonto-tonto. Luego me he ido a correr al Retiro (que me ayuda a disminuir la rabia) que está como podéis imaginar: otoño, bello otoño... Al llegar a casa, he hablado con señorMolina (que me alegra) y estas dos cosas, unidas, han creado un recuerdo:

Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso

                                                                                         [ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le

                                                                                         [agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

                        
Jorge Luis Borges, «Los justos», Páginas escogidas, La Habana, Casa de las Américas, 1988


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