Un poema de Jesús López Pacheco: «Catorce versos de madera a la muerte de Max Aub»
Para Ignacio Soldevila, quien, hace muchos años
me preguntó: «¿Has leído a Max Aub?»
[Los dos encuentros fueron en Corfú (1960
) y en Nueva York (1971)]
Se le notaba ya la calavera
bajo la tensa piel —¿de la amargura?—.
Y al sonreír con su sonrisa dura
y oscura de fumar, su cara era
una talla de vida y de madera.
Miraba desde un fondo y una altura.
Aún tenía alegría, pero oscura.
Y su voz ya no era lo que era.
Español sin España tanta vida
—y ella sin tantos hondos españoles—,
siguió español hasta caerse muerto.
Cuando España es cerrada o malvendida,
muchos se van, como los caracoles,
España a cuestas por el mundo abierto.
Jesús López Pacheco, Asilo poético. Poemas escritos en Canadá (1968-1990), Madrid, Endymion, 1992
bajo la tensa piel —¿de la amargura?—.
Y al sonreír con su sonrisa dura
y oscura de fumar, su cara era
una talla de vida y de madera.
Miraba desde un fondo y una altura.
Aún tenía alegría, pero oscura.
Y su voz ya no era lo que era.
Español sin España tanta vida
—y ella sin tantos hondos españoles—,
siguió español hasta caerse muerto.
Cuando España es cerrada o malvendida,
muchos se van, como los caracoles,
España a cuestas por el mundo abierto.
Jesús López Pacheco, Asilo poético. Poemas escritos en Canadá (1968-1990), Madrid, Endymion, 1992
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