martes, 4 de agosto de 2015

Como llevo unos días sin publicar, no quería regresar con cualquier cosa... O sí: pero tiene que ser eterna entonces.

«El polvo de la manada», en La eterna cualquiercosa de Martín López-Vega.

Esas muchachas que sonrientes posan en el río
como pueblerinas ondinas orondas
y han detenido el fluir del tiempo con el truco
de un instante que se seguirá repitiendo ya sin ellas

Las que se arrojan bolas de nieve
y tal parece que la nieve cuando las alcance
diseminará un polvillo que les dará eternidad

Los que en torno al banquete de una boda
todo bullicio y algarabía han resistido apenas
en este instante detenido de silencio y de miradas fijas

Los rostros severos alrededor del muerto
en una fotografía hecha para ser enviada al otro lado del océano
y certificar que la rueda sigue girando
que uno más se ha caído de ella

De entre todos ellos

Los niños serán viejos que conserven algo de la mirada de
      antaño
Cuando un recuerdo perdido regrese de súbito
Llegado cómo      Devuelto por qué       Con qué intención
antes de regresar al silencio de la mirada

Los viejos habrán muerto y los vivos habrán comenzado a
       olvidarlos
Algunos tendrán tumbas en las que aplicados familiares
dejarán puntualmente flores de plástico

Los cadáveres serán hueso y pelo
Un pelo triste que ya nadie se atreverá a acariciar
que sólo ondea con el viento que provoca
el paso de la guadaña

Qué nos dicen desde el instante quieto de las fotografías
En qué insisten      Por qué su sonrisa se ha vuelto triste
Por qué el aroma de su felicidad nos estremece

Acercamos el oído para escucharles

Las casas habrán caído
y con sus piedras se habrán construido otras casas

Los minerales que componían sus cuerpo
habrán vuelto al agua
que habrá hecho crecer los árboles
bajo cuya sombra jugaron siendo niños

Somos quienes fueron    Lanzamos sus bolas de nieve
Nos bañamos en su río   Vivimos en sus casas
Nos dedicamos a sus oficios    Reímos sus risas
Amamos el polvo de los cuerpos que amaron
Somos aplicados orfebres de lo efímero

Mientras nuestra mirada vaga entre ellos
se convierten en polvo al mismo ritmo
que nosotros nos convertimos en polvo
y queda sólo
mientras las sombras que somos pasan al trote
el polvo que levanta la manada

Martín López-Vega, La eterna cualquier cosa (poemas 2010-2014), Valencia, Pre-textos, 2014

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